domingo, 10 de septiembre de 2017

Angustias I

Etimológicamente la palabra espíritu viene del latín spiritus y este, a su vez, del verbo spirare (soplar). Es probable que spirare sea una onomatopeya del sonido que hace uno al espirar. La relación entre alma y respiro es muy común.

Dicho esto, comienzo.

Respiro.
Inhalo con fuerza y me lleno de este frío y húmedo oxígeno que despierta todos mis sentidos.
Aguardo, apnea, silencio.
Exhalo. Me vacío, me vacío, me vacío. Me voy.

Origen.

Conocí a la primera  Angustia de mi vida cuando apenas contaba con siete primaveras. Fue un febrero de primeros del siglo XXI cuando un coche me alejó de mis compañeras de juego, de mi familia y de las viñas que me vieron correr y reír con esa alegría que siempre me caracterizó.
Angustia fue mi compañera de cama, dormía junto a mi almohada y nunca respondió a mis porqués.
Mis amigas no tenían a Angustia por amiga, o al menos, no me lo decían. Angustia me quería tanto que me abrazaba fuerte y me provocaba una leve presión en el pecho. "Angustia, no apretes tanto" siempre le decía. Pero Angustia no me hacía caso, ella seguía amándome con el egoísmo propio de todo sentimiento corrosivo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario