Se me hace duro y me cansa.
Me cansa ser tan fuego,
solo tener de fría el helado cortocircuito
que recorrre mis pies y manos.
Harta de las hipérboles con las que
juega mi mente,
y una vez,
y otra.
Las ilusiones que siembro,
el romanticismo que yace inherente
a la mirada,
el filtro,
la luz de mis días.
Quiero ser prudente,
escapar de este sentir
tan delicado como la carne viva
tan presente como la lluvia.
Quiero poder llorar y extraerme.
pero ni las lágrimas son capaces
de abandonarme.
Quiero vivir en la realidad
y no hacerla a base de sueños.
Quiero sentir menos.
Llevo mucho tiempo
luchando contra mí misma
y lo cierto
es
que
el alma me estalla.
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