jueves, 4 de enero de 2018

Caminar, direct au fond, no esperar nada. Ni que la sangre sea roja, ni que la mañana duela menos, ni un amor, ni un mensaje. Ni un mensaje de amor que te diga "ven, por favor, hace muchos días que te sueño y ya no me quedan manos, ni lágrimas, ni orgullo". Como las películas, vaya, pero sin cámara.
Y darte cuenta que esto no ocurrirá y que llegarás a casa, si tienes la suerte de tener un lugar que sea tuyo, y digo que llegarás a casa y te sentarás allí donde te aguanten y estarás bien, porque ya no esquivas la soledad y has aprendido a llorar cuando el corazón alza la mano para decir basta, que aquí hace daño, mejor nos vamos.
Y estarás bien y comerás sano, o no, porque eres tú la que decide si comes bien, si comes sano, si comes graso. Y estarás bien y soñarás, tal vez, de nuevo con esa sonrisa de ya hace tiempo y le recordarás, esta vez sí, con la nostalgia de siempre, pero con un poco más de libertad porque se hizo oscuro, sí, un día ya hará exactamente un año y ahora, ahora escribes mejor que nunca la desmemoria.


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