domingo, 10 de diciembre de 2017

Y no entienden


"Sé que me olvidarás, que pensarás en otras personas más
que ocuparán tu vida, tu tiempo, tu pensar
y yo, amor, pasaré a ser otro recuerdo que te viene a la cabeza un domingo de soledad.
Ese goteo del grifo que cuando molesta se cierra sin más,
Esa carta que nunca llega a su destinatario
ese montón de hojas otoñales tristes esparcidas por el suelo,
y que todos pisan sin contemplación.
No sabes querer y yo, que he tratado de convencerte
y de convencerme de que habría una mínima posibilidad
yo, tan idealista, creyendo que todo es posible
que la lucha puede llevar a la victoria,
yo, tan iluso,
aún sigo idealizándote aún después de la despedida
yo, tan intenso
me ahoga el nublado de mi vista cada vez que me miro
cada vez que recuerdo que estos ojos te contemplaron durante horas,
que los adorabas
mientras los tuyos me besaban con falsas esperanzas.
Volverá y te besará mejor que yo,
te tocará sin poesía
pero a ti, a ti eso te bastará.
y a mi, a mi no me entrará en el alma que no me perteneces.
He vuelto a equivocarme."

Nadie consigue llegar a nado a mi isla, me han dicho cosas muy similares a estos versos.
La experiencia me ha mostrado cómo, en su mayoría, las personas buscan anhelantes y obsesivas el apego. Y no amor. Quieren poseer. 
En poemas bucólicos te expresan su amor infinito hacia ti, su desmesurado sentir. 
Abusan de las palabras, son los creadores de la inflación verbal. 
Les odio. Les odio porque han hecho que muchas palabras pierdan su valor.



No han entendido que para hablar de amor primero hay que dejar de hacerlo. 



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