Siento, nombrar siempre, tu belleza.
Permíteme alabarte con mi silencio,
de manera que pueda compensar todas mis palabras.
A veces me ahogo en la dimensión de tu mirar,
solo a veces.
Porque mirar como tu lo haces
debería
estar
prohibido.
A veces, me deslizo por el color canela de tu piel,
tan intenso, tan tú.
Me pierde, me pierdes.
Digo a veces, porque otras veces
observo los hilos de oro de tu piel,
los sigo con mis besos,
aquellos con los que ambas nos perdemos
cuando rozan mis labios.
Labios que aguardan una sonrisa,
una mano posada sobre tu rostro que aguanta el cosquilleo,
que muere y revive a la vez en tu deseo, mi deseo.
Nuestro ya mutuo y latente deseo.
Si yo tengo vida, tú me la energizas.
Siento, haberla alabado, por ya mencionarla y descubrirme,
perdóname disfrutarla y expresártela
con
mis
palabras.
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