rozar con el borde de los dientes
el extraño tacto que tiene tu proyección,
situar mi lengua en el punto exacto,
reconciliarla con mi voz;
pronunciarte.
hablar de números,
de códigos binarios,
hablar de letras,
de leyes derogadas,
hablar de nada,
de cuadernos en blanco,
hablar de todo,
y también de librerías cerradas.
me escondo en todas aquellas cosas
que escalan por los límites
de aquello que sobrevive;
a los días ausentes,
a las nubes que no lloran,
a los niños que no juega,
a las madres yermas.
Me aferro a lo inerte,
a lo banal,
me aferro al sistema
y a su obsesión por lo
carnal.
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